Repercute de distintas maneras el reconocimiento del patrimonio cultural inmaterial en las ciudades

Repercute de distintas maneras el reconocimiento del patrimonio cultural inmaterial en las ciudades

  • Necesaria una adecuada gestión del patrimonio cultural inmaterial que cuenta con legitimización institucional, así como implementar políticas integrales que anticipen sus impactos en las urbes.
 
Ciudad de México, 7 noviembre 2023. “El patrimonio cultural inmaterial no necesita una legitimación institucional para poder existir y desarrollarse, son las comunidades quienes lo crean”, así lo afirmó la doctora Cristina Amescua Chávez, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, en el seminario La Ciudad y sus Patrimonios que organiza el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad.

Este seminario, coordinado por la Mtra. Lilia Rivero Weber, dedicó un ciclo al tema de salvaguarda y reconocimiento del Patrimonio Cultural Inmaterial: posibilidades y riesgos para las ciudades; en ese marco se realizó la primera sesión con la experta del CRIM que planteó los problemas conceptuales y las implicaciones que tiene el reconocimiento de las expresiones culturales urbanas como Patrimonio Cultural Inmaterial.

La doctora Amescua señaló que, puesto que las ciudades son percibidas como entornos “modernos”, suele cuestionarse si es posible que exista en ellas un patrimonio cultural.

La “originalidad y autenticidad” son conceptos de la concepción del patrimonio cultural material, establecidos en la Convención de 1972. Sin embargo, no son aplicables a las manifestaciones inmateriales de la cultura, puesto que éstas se adaptan a los tiempos y se renuevan con la transmisión y la práctica.

La Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de la UNESCO reconoce a los múltiples patrimonios vivos que nos dan identidad y cohesión como grupos humanos.

Existe la tendencia a pensar que sólo lo que va por el camino del reconocimiento institucional, ya sea municipal, estatal o federal; o de la UNESCO, es patrimonio. Sin embargo, lo es sólo por el hecho de que las comunidades lo reconozcan, incluso si no es nombrado así.

Asimismo, la investigadora apuntó que, ya sea por su magnitud o sus ritmos, en las ciudades no existe algo como una “comunidad”, la cual se asocia con entornos rurales. No obstante, en las urbes existen espacios como los barrios y las colonias donde se establecen relaciones sociales vinculadas a sentimientos de identidad y pertenencia, que en muchos casos preceden al crecimiento de las urbes que posteriormente las absorbieron. También hay “comunidades de práctica”, en las cuales se vinculan grupos de personas que comparten intereses.

El patrimonio inmaterial no surge de la nada y los espacios en los que se desarrolla lo influyen significativamente, es por eso que en ciudades patrimonio es común encontrar tales expresiones.

Ciertas prácticas y manifestaciones culturales inmateriales pueden desencadenar conflictos entre sectores de la población con valores o intereses diferentes. También pueden presentarse faltas de respeto o acciones de intolerancia que resulten en políticas públicas represivas.

Extraer y separar las manifestaciones culturales de sus entornos puede hacer que pierdan su sentido original y el anclaje con su comunidad, asimismo puede generar su “congelación”, convirtiéndolas en expresiones muertas. Igualmente, pueden provocar desaprobación, sobre comercialización, teatrificación y turistificación.

En tanto las manifestaciones están ligadas a entornos físicos es fundamental considerar la capacidad de estos para recibir los impactos de su difusión masiva, ya que pueden derivar en la degradación del medio ambiente y su entorno.

La experta indicó que la homogeneización cultural, consecuencia de la globalización, se expresa a través de la estandarización educativa, los contenidos de los medios de comunicación y los repentinos cambios socioculturales, que ponen en riesgo la continuidad de las manifestaciones culturales locales.

La producción industrial, el auge de las nuevas tecnologías y la introducción de materiales modernos, modifican las prácticas culturales y en algunos casos generan su reemplazo por técnicas consideradas más efectivas o eficientes.

Los nuevos entornos económicos exigen cambios en la forma o los fines con que se realizan ciertas manifestaciones culturales, provocando su abandono por parte de las y los practicantes al carecer de recursos para mantenerlas o recibir retribuciones insuficientes por ellas, en el caso de que se vean obligadas a comercializarlas.

Existen apreciaciones erróneas respecto al reconocimiento de cierto patrimonio, dado que puede ser percibido como una especie de premio que otorga prestigio.

Es por ello que a veces se prefiere inscribir elementos en la “Lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”, en contraste con la “Lista del Patrimonio Mundial en Peligro”.

La protección jurídica es solo una parte de las acciones de salvaguardia, sin embargo, la protección, por sí misma, no garantiza la permanencia de una práctica cultural. La protección jurídica se vuelve indispensable cuando se enfrentan diferentes regímenes de valor que crean un conflicto en torno a cierta manifestación cultural.

Finalmente, subrayó que todas las tradiciones son inventadas, por lo que el problema radica en la gestión que se haga de ellas, sobre todo si son establecidas desde ámbitos institucionales, pues se requiere de políticas públicas integrales que anticipen sus impactos.

¿Qué implicaciones tiene el reconocimiento de las expresiones culturales urbanas como Patrimonio Cultural Inmaterial?

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Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad
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