- La crisis sanitaria es fundamentalmente una crisis urbana y pone de manifiesto las grandes desigualdades en las condiciones de habitabilidad: Alicia Ziccardi.
- El derecho a la ciudad y la planeación participativa, clave para reorientar el rumbo de las urbes.
Ciudad de México, 23 de abril de 2021.- “La crisis sanitaria es fundamentalmente una crisis urbana y pone de manifiesto las grandes desigualdades que existen en las condiciones de habitabilidad que ofrecen las ciudades”, recalcó la Dra. Alicia Ziccardi, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
Al impartir una conferencia magistral en modalidad virtual en el primer Congreso de Estudios sobre la Ciudad organizado por el PUEC, precisó que se requiere recuperar e incorporar el derecho a la ciudad y la planeación participativa para reorientar el rumbo de las metrópolis.
Vivimos una crisis sanitaria, económica y social, pero fundamentalmente urbana. “La crisis ha sido de una magnitud imprevisible y afecta a la totalidad de actores, instituciones y a los valores. Es un momento dramático para la humanidad”, afirmó la académica.
El principal reto es “transformar el modelo de ciudad neoliberal que se ha impuesto en las últimas décadas y rediseñar las instituciones para hacer efectivo el derecho a la ciudad para lograr ciudades sustentables y saludables para el conjunto de la ciudadanía”.
Los efectos de la pandemia por el virus SARS-CoV-2 han sido visibles sobre todo en el modo de vida urbano: la forma de habitar las viviendas, ocupar el espacio público y utilizar los bienes de consumo colectivo de la ciudad como escuelas, hospitales, espacios culturales, recreativos y deportivos, afectando especialmente a los adultos mayores y a los grupos vulnerables, y focalizándose principalmente en ciertas zonas de las ciudades y los barrios populares.
Las medidas de protección y mitigación ante la COVID-19 se confrontan con la incapacidad de garantizar el cumplimiento de los derechos humanos, sobre todo para los sectores populares, tales como el derecho a la vivienda y el derecho a la ciudad. “El distanciamiento social pone en franca evidencia las desigualdades en las condiciones de habitabilidad de las viviendas, y su inequidad en el acceso y calidad a los bienes y servicios urbanos”. En consecuencia, estas desigualdades promueven ciudades divididas, fragmentadas y segregadas, subrayó Ziccardi.
Asimismo, presentó algunos resultados de la investigación “Condiciones de habitabilidad de las viviendas y del entorno urbano ante el aislamiento social impuesto por la COVID-19 en ocho ciudades mexicanas”, coordinada por ella y en la cual participación un grupo de investigadores y estudiantes de la UNAM y de otras instituciones de educación superior. El estudio fue aplicado a más de siete mil personas en Cuernavaca, Tijuana, Ciudad Juárez, monterrey, Mérida, Toluca, Guadalajara y región metropolitana de Ciudad de México.
Del estudio obtuvieron información a nivel ciudad, municipal y delegacional sobre los tipos de vivienda y tenencia, servicios como el agua, actividades económicas, ingreso de las familias, actividades al interior de las viviendas según género, uso del espacio público, convivencia familiar, vecinal, información local sobre la pandemia y percepción sobre la acción gubernamental.
Para la época pospandemia debemos preguntarnos ¿Sólo se transformarán algunas formas de la interacción económica y social, el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación y la telefonía, los hábitos de consumo, las formas de trabajo y el proceso enseñanza-aprendizaje? o podemos pensar en transformar el actual modo de vida urbano y el patrón de urbanización articulado a los lineamientos de las políticas económicas neoliberales, argumentó la Dra. Ziccardi.
Subrayó también la importancia de recuperar las ciudades con una mayor convivencia comunitaria, la incorporación del derecho a la ciudad, promover urbes sostenibles, impulsar procesos de planeación participativa y construir una gobernanza democrática y colaborativa con la participación de todos los actores involucrados en el ordenamiento territorial, que incluya a la academia y a las organizaciones sociales.
Actualmente se confrontan dos modelos de ciudad que coexisten. La ciudad neoliberal donde predomina la mercantilización y financiarización de los bienes de la ciudad; procesos de expansión territorial y redensificación; el debilitamiento de la planeación urbana; confluencia de intereses entre las elites políticas, económicas y algunos técnicos y por el otro lado, un proyecto que aspira a una ciudad sustentable e incluyente; a la recuperación y el valor de la planeación participativa y, a un proceso colaborativo e incluyente de todos los actores involucrados.
La destacada investigadora con reconocimiento nacional e internacional expresó finalmente que, si bien ha habido avances para reconocer el derecho a la ciudad en nuestro país, hace falta que los urbanistas recuperen la capacidad e iniciativa para actualizar los planes y programas urbanos, impulsar la planeación participativa con instrumentos eficaces donde se reflejen los intereses de todos los actores para avanzar en el proceso de recuperar el valor de la planeación de las ciudades.